Las cuidamos con mimo, cada mañana le sacamos el polvo de la cadena y le ponemos cera, montamos las alforjas y revisamos frenos, aire de las ruedas, etc.. Aunque hemos tenido algún que otro problema, cadena rota, ruedas reventadas, múltiples pinchazos, etc.. nuestros tándems tienen la "culpa" de que nosotros/as estemos aun paso de hacer realidad nuestro sueño: llegar a Santiago.
A veces creemos que tienen vida propia, sobre todo cuando estamos bajando o subiendo y aunque quieres ir por un lado, ellas tiran para el otro. Yo creo que nuestras máquinas son parte y muy importante, de que nosotros estemos a un paso de realizar el Camino de Santiago desde Roncesvalles. Nosotros ponemos las piernas y ellas ponen el resto.
Así que hoy la introducción, va por vosotras, Los Tándems. Sin vosotros no hubieramos triunfado.
BARBADELO - ARZÚA
Hoy es nuestra penúltima etapa y estamos a un paso o mejor dicho a una jornada de hacer realidad nuestro sueño. Salimos del albergue Casa Barbadelo, sobre las 8'30 y nos vamos encontrando infinidad de perergrinos andando. Desde Sárria es lo mínimo que tienes que andar para que te den la Compostela. Vamos sorteandolos uno tras otro y la compra mås rentable que hicimos antes de empezar el camino, han sido los timbres para los tandems y que utilizamos para más que nada avisarlos, que no se asusten y se puedan apartar.
El principio de la etapa de hoy es preciosa, son senderos que pasan por entre bosques. Desde que hemos pisado territorio gallego, las subidas y bajadas son tremendas, lo que en el argot ciclista llamamos "rompepiernas". Vamos pasando hitos con la distancia que nos queda hasta llegar a Santiago y nos encontramos con el que indica que solo nos faltan 100 km.
Ya empezamos a tener las mariposas en el estómago. Poco a poco nos vamos acercando al primer pueblo importante de la jornada y no es otro que Portomarín.
Nos adentramos por sus calles y llegamos al puerta de su iglesia. Entramos en ella y dentro ponemos el sello a nuestra credencial, que cada vez queda menos espacio y la vamos llenando con los correspondientes sellos, para que nos den la Compostela nada más llegar a Santiago.
Despues de una pequeña parada en una farmacia para comprar algún que otra pomada, ibuprofeno, etc.. seguimos nuestro camino saliendo de Portomarín, por una subida que nos lleva nuevamente por unos caminos espectaculares. Vamos sumando kilómetros y desnivel y llegamos a Portos un pueblecito que pertenece a Palas de Rey y lo curioso es que a la entrada se encuentra un bar que en sus jardines hay unas hormigas enormes metálicas.
Nos tomamos un refresco sin llegar a pararnos y proseguimos la marcha, porque la opción para el día de hoy en lo que respecta a la comida, es pararnos en Melide para comer en un sitio que ya conocemos, su famoso Pulpo. Mas o menos teníamos calculado una hora, pero como cada día y para que no perdamos la costumbre, catacrack pinchazo a la vista.
Cambiamos la cámara (al final aprenderemos a cambiar ruedas ja,ja,ja) y seguimos hasta que sin separarnos mucho de la hora prevista de llegar a Melide, llegamos hasta un puente que al cruzarlo, ya nos adentra por la recta que nos llevará hasta el centro del pueblo.
Entremos en el establecimiento que conocïamos y todo sigue igual, el pulpo espectacular, el sitio se sale, etc.. nos recreamos un poco debido a la cercanía con el destino para dormir de hoy que es Arzúa.
Salimos del restaurante y encaramos nuevamente la senda de las flechas amarillas que han sido durante todo el trayecto, las que nos han guiado por el buen Camino y nunca mejor dicho. Debido al buen humor que tenemos por la cercanía del final, nos paramos a hacernos fotos divertidas y la verdad es que nos reimos mucho con éste momento.
Los kilómetros finales se nos hicieron muy largos debido a que nos encontramos con verdaderas "paredes", que despues de comer se nos atragantaban una barbaridad. Pensabamos que los 15 km que restaban para Arzúa serían coser y cantar y nada más lejos de la realidad. Pero pococ a poco ibamos restando kilómetros y se nos hacía más llevaderos, porque el paisaje durante todo el trayecto era espectacular.
Despuės de mucho sufrimiento, llegamos a Arzúa
Llamamos al establecimiento que tenemos reservada la noche de hoy y tratandose de una casa rural, nos indican que les esoeremos en la iglesia del pueblo que vendrán a buscarnos, que la misma se encuentra a unos 5 kilómetros del centro. Dejamos os tándems en un local de su propiedad en Arzúa y nos subimos a su coche. La verdad es que cuando llegamos a la casa, suspiramos de asombro al ver donde pasaremos la noche.
En fín, ésta noche será la última que pasemos antes de pisar la Plaza del Obradoiro y estamos seguros que mañana las lágrimas nos correran por nuestras mejillas. El sufrimiento que hemos tenido valdrá la pena sólo por vivir éste momento. Pero esto será la crónica de mañana, de momento a disfrutar de Casa Asumpta.
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